Monday, May 30, 2011

El fin de las humanidades

La semana pasada el ex-presidente de la UPR, José Ramón de la Torre, detalló en entrevista para “El nuevo día” cómo obtuvo la presidencia con la condición de ser un sello de goma para el gobierno y la Junta de Síndicos. Muchos se expresaron luego negando tales acusaciones o con la indiferencia del que acaba de escuchar algo que ya sabía. Tan reciente como hoy la Dra. Elsa Luciano Feal, profesora del recinto de Arecibo, expresó por carta que las “confesiones” no tomaron a nadie por sorpresa, especialmente a los que son parte de la UPR. Tampoco a mi me tomaron por sorpresa el “MEA-culpa” y me parece más un chiste que otra cosa. Cualquier persona con dos dedos en la frente podía darse cuenta…aunque en Puerto Rico muchos parecen tener los veinte dedos, no digo en la frente, sino clavados severamente en el cerebro, impidiéndoles siquiera intentar una leve excusa de pensamiento.

Lo que me llamó la atención de esa entrevista es algo de lo que no se ha hablado mucho desde que aquel decidiera cantarlas todo à-la Castro Font, y es que hubieron unas palabritas sueltas que decían que lo que se pretendía hacer en la universidad era convertirla en una especie de colegio vocacional donde reinen las ciencias naturales y la ingeniería, para pasar al restante de los fondos a las otras disciplinas, figurando las ciencias sociales como penúltima y las humanidades “si sobra algo”. ¿Y qué digo? Esto tampoco nos toma por sorpresa a todos los que hemos visto los cambios de la pasada década en esa universidad. Sin embargo, el hecho de que a las humanidades le toca “lo que sobra” y si es que sobra confirma todas aquellas teorías de conspiración de antaño. No, no eran mojigangas de los de izquierda sino que eran realidades y planes estructurales en nombre del progreso y del siglo 21…pero el que dice que viene el lobo por joder termina dejado por loco cuando llega el lobo de verdad.
A lo largo de su historia la Universidad de Puerto Rico se ha distinguido, no solo por graduar a una larga gala de médicos, científicos e ingenieros, pero sociólogos, sicólogos y humanistas, desde escritores y poetas, hasta historiadores y académicos cuyo trabajo ha sido importante dentro y fuera de la universidad. No obstante, el “plan de futuro” excluye a los últimos (esos no son los que traen el blin-blin). Las humanidades son vistas como plagas por estos gobiernos que prefieren empleados obedientes y sumisos antes que a profesionales críticos. Es más, de las humanidades solo sale gente que se dedican a cuestionar, o sea, a crear dolores de cabeza…como yo. Esto no es cosa de ahora, sino que es “el plan de futuro” tanto por los rojos como por los azules. La cosa es que ahora está escrito en blanco y negro…a las humanidades “lo que sobre”.

Si a ese sector de la UPR se le va a marginar y tirarle sobras, me parece que estamos en el umbral de eso que melodramáticamente podemos llamar como el fin de las humanidades en la isla. Sé que las universidades privadas tienen cursos básicos de humanidades y hasta ciencias sociales en sus currículos, pero no son tomados en serio y más bien son para satisfacer las exigencias de las agencias acreditadotas de los Estados Unidos. Para esa gente lo que importa es que esté el curso y que sea aprobado por el estudiante, la calidad del curso y la seriedad del mismo es irrelevante. Esa es la dirección a la que llevan a la universidad. Ese es el “plan de futuro”.

PD. ¿Y qué?-pensarán muchos. Todos aquellos que odiaron tener que leer un libro de literatura, filosofía o historia alguna vez por culpa de aquellos requisitos de la UPR que “de nada sirven” (si todavía piensas así de nada te sirvieron) deben saltar de alegría y escupir en la tumba de las humanidades. Mi respuesta es el presente: una isla ahogada en asesinatos, con políticos arrogantes e incompetentes, con una corrupción institucionalizada que va más allá de partidos y de la política, con una policía que prefiere entrarle a palos a un estudiante desarmado que a un criminal armado, con una población indiferente, con una emigración cada vez más grande….eso es ahora, imaginen ese brillante futuro que nos espera en una isla con gente menos educada, gente que solo saben de lo de su profesión y le pueden mentir de cualquier otra cosa, con más gente que no conoce su historia, sin arte y con la solidificación de una cultura que son más eventos de distracción que las expresiones culturales de un pueblo, en fin, y para cerrar con una mezcla pop de humanidades, imaginen a un pueblo sin alma.

Tuesday, May 24, 2011

Crónicas de Buenos Aires: El final

Las primeras crónicas que escribí sobre Buenos Aires fueron basadas en los primeros meses de mi estadía por el Sur. Es por eso que en estas crónicas me baso solamente en los días finales, en aquellos días en donde el frío se venía como ola a las costas de la ciudad portenna, en aquellos días en donde el gris nos arropaba como una frisa y el sol se acostaba más temprano. Escribir todo lo que pasó entre medio sería kilométrico y lo dejo para historias remotas y cafés en esquinas.

Me asusté en esos últimos días. Era, ¿qué? ¿Principios de mayo? ¿Finales de abril? Y yo tiritando de frío dentro de la casa. ¿Por qué? Porque no tenía calefacción. Claro, pude haber comprado uno de esos que venden en las esquinas o pude haberme ido en el verdadero viaje de pobre y encender el horno de la estufa pero pensaba que con la bata se arreglaba el mundo y con la frisa se calentaba el cuerpo. Demás está decir que esa frisa no la usaba desde la primavera pasada y que me dio una alergia del carajo pero a esas alturas mis opciones eran pocas, o estornudaba, o me cagaba en la madre del frío. Así que saqué cojones y entre medio de estornudos se me escondieron y soporté el frío, que ni tanto era y que, como dije antes, era como una ola, iba y venía, ya que luego vinieron días más templados. Tampoco es que el frío fuera tanto. Habiendo vivido en el norte y por el área de Chicago lo de Buenos Aires es un chiste. De hecho, todavía me cago de la risa al recordar aquellos cuerpos que iban con abrigos de lana en 50 grados F (15C). Los pobrecitos no soportarían una brisita de esas de las que llegan hasta los huesos en 0F pero por algo sus ancestros escogieron el mundo al revés antes de emigrar el despiadado frío norteño. Eso, señoras y señores, se llama sabiduría. Con todo y eso, yo puedo soportar el frío descomunal del norte con un buen abrigo, siempre y cuando sea AFUERA y no ¡DENTRO de la casa!

Fue por esos días que vinieron los de Estopa. Siempre es divertido ir a un concierto en Baires, especialmente porque la energía es otra, algo que se recoge en el álbum en vivo de Bersuit pero que se pierde en el de Bunbury en el Gran Rex. De hecho, fue en el Gran Rex donde cantaron los de Estopa y aunque estuvo bueno, no me pareció tan genial como el de Bunbury, pero claro, yo soy más fanático del último. Lo de Estopa fue más una noche de recuerdos y de flamenco que me recordó la última cena en un restaurante gallego de Baires. Era cerca de mi casa y servían pulpo gallego, o eso decía en el letrero de afuera. Ya yo había ido en verano al mismo lugar a comer una paella que no me mató, pero la idea del pulpo me hacía recordar aquel pulpo que comí una vez en Madrid en una calle que ya no puedo recordar. Demás está decir que aquel pulpo de Madrid se quedó en mis recuerdos y que el pulpo porteño….bueno, no debieron bajarlo del puerto. No culpo a “la ciudad de la furia”, sino al restaurante que, como con la paella, cagó al pulpo con un aceite de oliva que nada que ver. Y es que en el sur hay que escoger bien el aceite de oliva porque puede ser muy fuerte, tan fuerte que si no eres fan de la oliva, te puede cagar el sabor de la comida. Voilá.

Fue también por esos días que se dio la feria del libro y el festival de cine BAFICI. De la primera no voy a opinar gran cosa, de hecho, no voy a decir nada. Del festival voy a decir que tuve tres experiencias: en una no llegué al filme a tiempo, en otra el filme fue tan y tan pretencioso con una historia metaficcional tan gastada que estaba loco por salir corriendo al bar del frente y bajarme una botella de vino, y la tercera, el documental “La muerte de Pinochet”. Este último fue genial aunque las tomas de acercamiento extremas (Extreme Close Up) daban un poco de repugnancia. O sea, yo no quería ver tan de cerca los dientes jodios del viejo ni las lagañas de uno de los personajes. Sin embargo, perdí mi sentido de orientación al salir de la película. Después de ver una hora y media de cine chileno me costó reubicarme en Baires. En otras palabras, por un momento pensaba que estaba en Santiago….y luego esa sensación interna de “pero huevón, si estás en X, no en Y” me mareó como llanero en altamar.

Pero era en Buenos Aires en que estaba y era por sus calles donde caminaba. Nada como esa sensación. Debe ser la mitología que cubre a la ciudad la que la hace fascinante. Claro, como toda mitología, es falsa…pero eso no es lo que nos maravilla de los mitos sino ese mundo alterno que nos hace ver aquello que en realidad no podemos ver ni en pintura, historias que deben inspirarnos. Buenos Aires es esa ciudad del tango que no pude dominar, esa ciudad de la histeria colectiva y del “che”, de Gardel y de Maradona, de Eva y de Cristina, de las marchas y huelgas y huelgas y huelgas bañadas de batucadas. Esa ciudad de calles en las que el sol se esconde en un blanco desgastado que cubre a los edificios, calles que se bifurcan como laberinto ahogado por el río. Esas calles, las venas de una ciudad apretada en ese espacio, como si todo tuviera que apiñarse para quedarse en el mismo sitio, para que no se escape.

Ya en los últimos días me tocó ser más práctico y consumir un poco, pero vestimentas que me saldrían mucho más caras en Puerto Rico o Estados Unidos, cosas formales que raramente uso y raramente usaré pero que hay que tener para esos 29 de febrero. Y tenis o zapatillas de cuero…y, y, y…. ¿Dónde? Pues mija’ allá por Pueyrredón. ¡Una ganga! ¡Todo como a unos 60 dólares! Si te digo que para comprarse cosas no hay que gastar tanto…y hasta en la misma Corrientes consigues algunas cosaaas…¡muchacha! ¡Que te quedas boba! Y de Pueyrredón tengo que decir que no hay ciudad más argentina que esa. Antes de que salten, veamos la lógica de esa afirmación. ¡Es una calle de emigrantes! Punto. Y Argentina, por más puristas que quieran hacerse algunos, se forma a partir de los emigrantes. Claro, en un tiempo eran todos europeos, pero en Pueyrredón el emigrante es peruano, boliviano, paraguayo, esos que no son tan bienvenidos porque tienen otros acentos, otros rasgos, otros colores diferentes del europeo. Por eso es una calle tan extranjera como argentina y viceversa…muy agobiante, muy caótica, muy tercer mundo…muy Perse en Santiago, muy Río Piedras en San Juan.

Finalmente me tocó empacar hasta un futuro no muy lejano, despidiéndome de amigos que se encargaron de emborracharse y cagarme el apartamento (yo tratando de recogerlo y ¡fuá! ¡Una botella de vino devuelta en el Bidet!), otros que se llevaron lo que no cabía en las maletas preñadas de cosas, otros que nunca pudimos cuadrar una última reunión en persona…en fin. Gardel me acompañó con sus canciones de despedidas que llegué a subir en un Facebook donde me acusaron de cursi y yo respondí con el “me gusta” tan mecánico en mí (es como un tic nervioso). Así, y cargando con cuatro maletas (sí, porque al parecer yo me creía Aschenbach en Venecia cuando llegué, trayendo tanta ropa demás que, a fin de cuentas, paseé), me fui a lo que fue un maratónico viaje al aeropuerto, dejando mi viejo sombrero en el ínterin. Sin embargo, voy a ir un poco más allá y me voy a poner más cursi todavía diciendo que….hay parte de mí que todavía no se ha ido.

Al Sur….nos vemos pronto.

Monday, May 16, 2011

Antes del invierno

Me voy con el invierno,
caminante viajero,
le huyo al frío entre los huesos,
le huyo al frío de tu cuerpo.

Me voy, porque tengo que hacerlo,
porque se han ido con el viento
los días de este calendario
y entre nosotros solo queda este silencio.

Y verás,
quizás,
otra primavera,
otro sol, otros colores,
el olor a fruta nueva.

Y veré,
tal vez,
otra primavera
que florezca en mi
como alguna vez lo hicieras.

Mas me iré nuevamente
cuando sienta el frío del invierno,
cuando se nos acabe el tiempo,
cuando todo sea silencio.

Iré en busca de nuevos cielos,
caminante viajero,
siempre en busca del calor,
siempre escapando del invierno.

S. Gregory

Monday, May 09, 2011

+Galeano

“América Latina trata a sus indios como las grandes potencias tratan a América Latina.”
-Eduardo Galeano

(Ser como ellos, siglo XXI, 27)

Wednesday, May 04, 2011

las dos memorias

“Los esclavos también trajeron, desde al África, la antigua certeza de que todos tenemos dos memorias. Una memoria, la memoria individual, vulnerable al tiempo y a la pasión, condenada, como nosotros a morir; y otra memoria colectiva, destinada, como nosotros, a sobrevivir.”
-Eduardo Galeano

(Ser como ellos, siglo XXI, 18)