Una lágrima que bajó al suelo
por todo lo que he perdido
ha estallado en el centro
de un vaso de vidrio.
Una lágrima, el licor
que a mis labios llevo
para ahogar al cuerpo
con la sequía que llevo dentro.
Una lágrima, y el sabor
del pasado en basureros.
Una lápida empapada
de líquidos del recuerdo.
Una lágrima y el mapa
que marca en mi piel:
Es marca de entierro,
del dolor, el luto y el sepelio,
de todo lo que he perdido
-también se ha ido-
en un momento que no recuerdo
quedando por siempre muerto
separado, alejado, ajeno.
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