Había una vez una isla remota y olvidaba en donde habitaba gente hipnotizada por mentiras. Gracias a las mentiras vestidas de sirena aquella gente proclamó a un mandatario que se encargó de pisotearlos, reducir sus derechos, usar el miedo y la violencia para que no se atrevieran a cuestionarle, y derrochar todo su poder amparado en el espaldo popular que una vez tuvo. No. Comencemos de nuevo. Había una vez un líder que no era líder pero que debía muchos favores a gente de dinero, a la elite millonaria que le ayudó con su propaganda para engañar a eso que llaman pueblo, pero que es la suma del uno a uno de gente de carne y hueso. Tampoco. A ver, érase una vez una isla con un mandatario que aplastó la democracia usando sus poderes para poner a gente que le aplaudieran dentro de todas las instituciones de la forma republicana de gobierno, dando entonces un golpe de estado en la tierra que gobernaba sin que muchos se dieran cuenta, y utilizando sus poderes para entregar el reinado a los condes verdes, los condes que sólo buscan los verdes y desecan ese color en la tierra.
Ninguno de los falsos comienzos anteriores tratan sobre fábulas o cuentos de fantasía, sino que cada uno de ellos puede ser aplicado a la situación que vivimos en la isla con el gobernador Fortuño. A los que han leído algunas de mis reacciones a sus decisiones en lo que lleva de gobierno conocerán que no soy su mejor fanático. De hecho, no recuerdo tener tanto antagonismo con un gobierno en Puerto Rico, lo más comparable sería con el gobierno de Bush en los Estados Unidos pero eso es, como quien dice, un bombo al pitcher. Dah. Y es que ningún otro gobernador ha violentado tan descaradamente a los supuestos de la democracia, desde el asalto al Tribunal Supremo cuando sumó el número de miembros y los puso a todos de su ideología y partido, hasta el incrementar el número de miembros de la junta de síndicos en la UPR y, ermm, la misma cosa, denle copy/paste. Siguiendo ese patrón, la semana pasada el gobernador golpear logró una vez más a la democracia e, imitando nuevamente modelos dictatoriales (y es que no queda otra forma de llamarlo), logró que el senado pasara una ley (Proyecto del senado 1953) que le da poderes especiales para declarar a la isla en estado de crisis energética y, como resultado, poder saltar las regulaciones que existen para proteger los recursos naturales. Con la excusa de la crisis, que es lo que siempre usa este hijo de puta cada vez que va a arremeter nuevamente contra la gente que lo puso en el poder, esta ley le da poderes para apurar sus proyectos del gasoducto y la autopista hacia el oeste por encima del terreno de los karsos, “no questions asked”.
Alguna gente pensará que eso no tiene nada de malo. Sin embargo, el proyecto del gasoducto, que él mismo negó en la campaña del 2008 como uno viable, sustituye una fuente de energía que no se produce en la isla (petróleo) por otra que tampoco se produce en la isla y que hay que importar (el gas). La solución es entonces otro parcho que nos sigue sumergiendo en los ciclos de dependencia que nos mantienen hundidos en los lazos de improductividad y esclavitud. En lugar de proponer soluciones energéticas que se pueden producir en la isla, como sistemas que generen energía a través del viento o el mar (que existen), se implementa a la fuerza un sistema que, además de ser peligroso, depende de que unos terceros lo traigan a la isla. ¿Por qué? Porque genera contratos jugosos a los panitas del gobernador, nada más. Puede poner las subastas que quiera, y todos los que entren en la lista son parte de unos negociantes ajenos que en nada le importa el bienestar de la isla ni de su gente, solo quieren explotarla y sacarle todo el dinero que puedan. Por otro lado, no hay mucho que decir del proyecto de la autopista a Aguadilla, que afectaría la fuente de agua natural en la isla a cambio de una autopista que no hace falta. Punto. No hay más nada que decir, excepto de que desde los noventa hay un proyecto propuesto por la escuela de ingeniería en la Universidad de Puerto Rico para convertir a la carretera #2 en autopista, sin tener que malgastar otro terreno verde en la isla. Pero claro, ese proyecto ha sido ignorado por administraciones azules y rojas porque no deja…verdes.
Como ese es lo único que le importa al gobernador y a sus panitas, impusieron esa ley que inventa una crisis para pasarse a las leyes existentes por donde no les da el sol. Si esos no son estilos dictatoriales yo me quedo sin definiciones. De hecho, me recuerda esa película de Star Wars en donde se daba todos los poderes al Canciller con tal de solucionar “la crisis”, el mismo Canciller que en la trilogía clásica hiciera de emperador. La diferencia es que esto no es una galaxia lejana ni una película mala de Hollywood, esto es nuestro hoy, nuestro ahora, y nuestro mañana vendido -¡ehem!- subastado al mejor postor.
No comments:
Post a Comment