(o por qué lo Facundo no quita lo Cabral pero las balas sí)
Ayer asesinaron al cantante Facundo Cabral y hay quienes no dejan de lamentarse, indignarse, llorar, encabronarse y etc., como si el tipo fuera eterno. Lo que más molesta, claro está, no es que muriera de viejo, sino que lo asesinaron. Es por eso que muchos claman por su beatificación. ¿Y por qué no? Tenemos algunos en la lista musical. Sin embargo, no entiendo la gran sorpresa con lo de Cabral y por qué muchos actúan como si se hubiera acabado el mundo. Gente mucho más importante que él y verdaderos luchadores de causas sociales han sido asesinados para callarlos, cosa que no parece ser el caso del cantante. Lo siento Rigoberta, Facundo ya no era una amenaza con sus letras como para ser asesinado “por su ideología”, de hecho, antes te asesinan a ti por eso. Del mismo modo, son muchos los anónimos que mueren día a día como resultado de balaceras en un mundo donde violencia y civilización van de la mano. Si una de las dos teorías resultan ser ciertas (1. que fue asesinado como resultado de matar al magnate de negocios y no a él 2. que fue un intento de robo), la lista de asesinados es larga, y muchos de ellos con la vida por delante. A ellos nadie los llora a tan viva voz excepto, quizás, los familiares. No estoy justificando los hechos o los asesinatos, ni abogo por nuestra insensibilidad por los asesinatos de este o de ningún tipo, pero debemos entender, por un lado, que ha sido parte de lo que somos, y por otro, que si vamos a poner en pie las letras de Facundo y muchos que piensan y hacen como él, se trata de una lucha que no requiere de personalismos y sí de muchas voces unidas para clamar, no por el fin de los asesinatos, sino por cambios radicales en las causas que han desembocado en este tipo de violencia. Si hablar de personas y del cantante vamos, las balas hicieron lo que el tiempo iba a hacer pronto. Cabral tenía 74 años y vivió su vida dignamente, ¿Cuál es la indignación entonces?
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