Esa fue la pregunta que el infame gobernador de Puerto Rico dio como respuesta al reportero español que preguntó si Puerto Rico era Latinoamericano o estadounidense. Según el gobernador, la isla es boricua, hispana y americana, o sea, según él, “somos los tres”. Voy a dejar esa respuesta en el tintero por un segundo y regresar al contexto de la entrevista para aquellos que no lo conocen. El gobernador de Puerto Rico, miembro del Partido Nuevo Progresista, partido político que persigue la anexión de Puerto Rico como el estado 51 de la nación estadounidense ante la actual relación colonial de la isla con dicho país, se encuentra en estos días en España, en donde, sorpresa de todas las sorpresas, pretende celebrar al primer colonizador de la isla y proveniente del antiguo imperio y dueño de la misma, el conquistador Juan Ponce de León. Allá, en la antigua metrópolis, el gobernador se ha hecho el portavoz tanto del “orgullo americano” que sienten muchos puertorriqueños como de nuestra mutación cultural: ya no somos boricuas (se le olvidó caribeños) y latinos meramente, ahora somos otra cosa, un monstruo frankestiano entre el Norte y el Sur. Claro está que esas no fueron las palabras de nuestro Ronaldo Reagan 20 años atrasado caribeño, ya que la somera imagen de la mounstruosidad no se vislumbra en su orgullo falso (sería como verse en un espejo), pero por ahí va la cosa. Independientemente de cómo se identifique cada boricua, el gobernador tiene un punto en cuanto a la situación de la isla. No es que seamos los tres, sino que esa mezcla pusilánime que nos enseñaron en las escuelas donde el taíno, el africano y el español se mezclaban sonrientes para pasar a ese boricua con sombrero charro y mancha de plátano (para nada hubo violencia envuelta, todos estaba cantando la canción del Puma “Agárrense de las manos”), se ha complicado con una influencia del Norte que lleva más de un siglo de relación colonial con la isla y cuyas consecuencias son más complejas y delicadas que decir que “somos tan americanos como latinos”. Basta mencionar como ejemplo la odisea del puertorriqueño en el Norte para explicar que es ciudadano estadounidense, pero su constante negación de ser gringo; para la mayoría de ellos, se es boricua hasta la muerte y aunque se “naciera en la luna” y, para muchos (no todos ni la mayoría) de los “verdaderos americanos” (whatever that is), estos “estadounidenses” no dejan de ser “mejicanos de Puerto Rico”. Otro ejemplo es que podemos pasar cosas libres de impuestos en el aeropuerto como si fuéramos vuelo internacional, pero no necesitamos el pasaporte para cruzar entre estados…y así miles de ejemplos que subrayan las extrañezas de la situación colonial.
Sin embargo, no es esa simplificación la que más me llama la atención de la respuesta del gobernador sino que en su orgullo artificial, se le escapó-mal de los males-el orgullo de ser colonizado. Volvamos a su respuesta: ¿Tú quieres más a tu madre o a tu padre? Imagino que, dado el nombre de la “madre patria”, España sería la madre y Estados Unidos el padre (ciertamente la forma en que se impone en el mundo es digna de un pater o toro semental). Mas su respuesta coloca al “somos” precisamente entre el padre y la madre y un supuesto cariño que lo castra de cualquier identificación, o sea, para el líder estadista, ser boricua es estar entre medio del padre y de la madre. Dado que ambos son iconos imperialistas, el “hijo” (Puerto Rico) queda incapacitado de cualquier definición, terminando de nuevo como un monstruo, un mutante que no es padre ni madre, ni es el hijo de la madre (latino), sino que es hijo y padre (estadounidense). Si ustedes no entienden la lógica de estas palabras, yo tampoco. Mas el orgullo del gobernador parece sugerir que eso es algo positivo: somos la nueva especie, la mezcla del Norte y del Sur, somos ambos. No dudo que muchos exclamarían felices ante tal afirmación. Sin embargo, los que así lo hagan dejan de ver que esa mezcla, en lugar de hacer de Puerto Rico la über tierra de la colonización (donde colonización tras otra nos saltaron a una post-colonización más posmoderna que el posmodernismo mismo) nos convierte en mitad-mitad, ni una cosa ni la otra, o sea, en nada, en un cuerpo atrapado entre definiciones que nunca se completan, que siempre se quedan cortas y son amenazadas de ser asfixiadas por los infinitos “y…y…y…” que al final nos remiten a una nada. ¿A dónde quiero ir con todo esto? Que al gobernador se le escapó con su respuesta esa misma realidad, que somos una cosa indefinible, una cosa que es tanto que no es nada porque se niega a asumirse como un ente, o sea, se niega a definirse. Al final de cuentas, su respuesta nos refiere al imaginario del niño, atrapado entre papi y mami y que, porque los quiere a ambos, no puede decidirse con quién vivir ante su separación. Y eso somos, un niño, un infante que no es capaz de tomar posturas, un “mejor de dos mundos”, una cosa que, como el ELA, escapa definición alguna. No por casualidad los populares llevan medio siglo tratando de definir dicha relación, cosa que hacen usando también la fórmula del “y…y…y”. La respuesta del líder estadista lo pone a la par con la respuesta de cualquier político popular que, para los mismos estadistas, es el emblema de los “colonizados”. De esta forma el gobernador mostró al mundo entero que el movimiento estadista no se diferencia para nada de los que defienden a la colonia, para él, ya somos “y…y…y”, un infante incapaz de poder separarse de papi y mami. Y es precisamente eso lo que pasa con la ideología de ese partido, intenta posicionarse como solución a la colonización sin darse cuenta que la perpetúa, es más, la consolida, ya que la estadidad es irreversible (al menos mientras esa nación sea tal).
Sí, al gobernador se le escapó en su respuesta que la estadidad es el próximo paso para perpetuar la colonización de esa figura que se presupone paterna (EEUU). Por eso no es casualidad que muchos antiguos estadolibristas (los “colonizados”) se han ido a llenar las aulas del partido anexionista…como tampoco es casualidad que el presidente del partido que clama que la estadidad es la salida al ELA y la colonización diga estas palabras en plena celebración de la colonización que comenzó por España en 1508 y que todavía no encuentra punto final.
No comments:
Post a Comment