La semana pasada el ex-presidente de la UPR, José Ramón de la Torre, detalló en entrevista para “El nuevo día” cómo obtuvo la presidencia con la condición de ser un sello de goma para el gobierno y la Junta de Síndicos. Muchos se expresaron luego negando tales acusaciones o con la indiferencia del que acaba de escuchar algo que ya sabía. Tan reciente como hoy la Dra. Elsa Luciano Feal, profesora del recinto de Arecibo, expresó por carta que las “confesiones” no tomaron a nadie por sorpresa, especialmente a los que son parte de la UPR. Tampoco a mi me tomaron por sorpresa el “MEA-culpa” y me parece más un chiste que otra cosa. Cualquier persona con dos dedos en la frente podía darse cuenta…aunque en Puerto Rico muchos parecen tener los veinte dedos, no digo en la frente, sino clavados severamente en el cerebro, impidiéndoles siquiera intentar una leve excusa de pensamiento.
Lo que me llamó la atención de esa entrevista es algo de lo que no se ha hablado mucho desde que aquel decidiera cantarlas todo à-la Castro Font, y es que hubieron unas palabritas sueltas que decían que lo que se pretendía hacer en la universidad era convertirla en una especie de colegio vocacional donde reinen las ciencias naturales y la ingeniería, para pasar al restante de los fondos a las otras disciplinas, figurando las ciencias sociales como penúltima y las humanidades “si sobra algo”. ¿Y qué digo? Esto tampoco nos toma por sorpresa a todos los que hemos visto los cambios de la pasada década en esa universidad. Sin embargo, el hecho de que a las humanidades le toca “lo que sobra” y si es que sobra confirma todas aquellas teorías de conspiración de antaño. No, no eran mojigangas de los de izquierda sino que eran realidades y planes estructurales en nombre del progreso y del siglo 21…pero el que dice que viene el lobo por joder termina dejado por loco cuando llega el lobo de verdad.
A lo largo de su historia la Universidad de Puerto Rico se ha distinguido, no solo por graduar a una larga gala de médicos, científicos e ingenieros, pero sociólogos, sicólogos y humanistas, desde escritores y poetas, hasta historiadores y académicos cuyo trabajo ha sido importante dentro y fuera de la universidad. No obstante, el “plan de futuro” excluye a los últimos (esos no son los que traen el blin-blin). Las humanidades son vistas como plagas por estos gobiernos que prefieren empleados obedientes y sumisos antes que a profesionales críticos. Es más, de las humanidades solo sale gente que se dedican a cuestionar, o sea, a crear dolores de cabeza…como yo. Esto no es cosa de ahora, sino que es “el plan de futuro” tanto por los rojos como por los azules. La cosa es que ahora está escrito en blanco y negro…a las humanidades “lo que sobre”.
Si a ese sector de la UPR se le va a marginar y tirarle sobras, me parece que estamos en el umbral de eso que melodramáticamente podemos llamar como el fin de las humanidades en la isla. Sé que las universidades privadas tienen cursos básicos de humanidades y hasta ciencias sociales en sus currículos, pero no son tomados en serio y más bien son para satisfacer las exigencias de las agencias acreditadotas de los Estados Unidos. Para esa gente lo que importa es que esté el curso y que sea aprobado por el estudiante, la calidad del curso y la seriedad del mismo es irrelevante. Esa es la dirección a la que llevan a la universidad. Ese es el “plan de futuro”.
PD. ¿Y qué?-pensarán muchos. Todos aquellos que odiaron tener que leer un libro de literatura, filosofía o historia alguna vez por culpa de aquellos requisitos de la UPR que “de nada sirven” (si todavía piensas así de nada te sirvieron) deben saltar de alegría y escupir en la tumba de las humanidades. Mi respuesta es el presente: una isla ahogada en asesinatos, con políticos arrogantes e incompetentes, con una corrupción institucionalizada que va más allá de partidos y de la política, con una policía que prefiere entrarle a palos a un estudiante desarmado que a un criminal armado, con una población indiferente, con una emigración cada vez más grande….eso es ahora, imaginen ese brillante futuro que nos espera en una isla con gente menos educada, gente que solo saben de lo de su profesión y le pueden mentir de cualquier otra cosa, con más gente que no conoce su historia, sin arte y con la solidificación de una cultura que son más eventos de distracción que las expresiones culturales de un pueblo, en fin, y para cerrar con una mezcla pop de humanidades, imaginen a un pueblo sin alma.
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