Sunday, May 27, 2012

Free Press


“The ‘free press’ means we have a monopoly and you have to shut up and listen to what we say.”
-Noam Chomsky
(What we say Goes, Metropolitan, 62)

Morir a tiempo

“… ¿por qué es más digno de alabanza que un hombre que ha llegado a la vejez, cuyas fuerzas lo han abandonado de pronto, espere a agotarse y disolverse lentamente en lugar de decidir él mismo su final con plena lucidez? En este caso el suicidio es un acto plenamente natural y al alcance de la mano que en Justicia debería inspirar respeto por ser un triunfo de la razón; de hecho así ocurría en los tiempos en que los principales filósofos griegos y los patricios romanos teman la costumbre de suicidarse. Por el contrario, resulta mucho menos respetable el ansia de ir prolongando la vida día a día a base de consultar con angustia a los médicos y de llevar un régimen de vida sumamente penoso, sin fuerza para afrontar su final.”
-Friedrich Nietzsche
(Humano, Gradifco, 65)

Tuesday, May 08, 2012

En la búsqueda del caos


Uncertainty excites me
-Björk

Soy amante del caos. Esto no quiere decir que no le tenga miedo o que no deje de producirme ansiedad como a cualquier otro, especialmente cuando son cosas que están fuera de mi control. Cualquiera que me conozca personalmente sabe que no he manejado tan bien el constante caos de este pasado año, aunque con todo y eso lo he manejado bastante bien. Aun así, con rodillas temblorosas, prefiero al caos antes que al orden, la seguridad. Y es que el caos, el desorden, siempre abre la puerta a nuevas posibilidades, especialmente la de crear o, mejor aun, volver a crear. En ese sentido, toda persona necesita de ese caos (si puede evitar perderse). Entre las figuras que vienen a mi mente, el artista sobresale como deudor del caos, y es que todo artista necesita del mismo en orden de poder reorganizar la versión del universo que quiere presentar. Re-crear, re-presentar, ya que los elementos tienen que existir de alguna forma u otra para que el caos ofrezca esta ventana creativa.

Podemos ir más allá y pensar en el origen de las cosas como un caos. En ese sentido, la nada, que imagino existiría antes de la primera cosa creada, sería una especie de caos metafísica. Así, si pensamos a una deidad creadora, esta se debió del caos de la nada para poder crear y crearnos, y así el artista se hace eco del más allá de nuestra comprensión. Y es que el caos no es otra cosa que la falta de sentido desde un punto de vista organizativo. En ese caso, pensar que no había nada, o que había (un) nada, implica un caos cuya alguna existencia divina tuvo la función de conjugar en orden, por ende, (una) creación.

Una vez que el orden está establecido se cierra la posibilidad de creación, de reinventar, de dar nuevo sentido a las cosas….ya sea un cuadro, un plato de comida, o una habitación. Es por eso que detesto el orden, y aunque busco cierto espacio y sentido en cada cosa que hago, o hasta en cosas triviales como los regueros de mi apartamento (tienen un sentido para mí, por eso me cuesta digerir los regueros ajenos), siempre busco alguna válvula de escape ante los frutos que me ofrece. Y es que si todo está recogido, si hay un orden establecido, si ya las reglas están delineadas, pues ya todo está hecho, no hay nada más que hacer.

Esa misma es la premisa del “fin de la historia” o del nihilismo post-capitalista: Ya todo está hecho. Idea mal parida de estas teorías que pretenden decir que todo acabó y que esto (el capitalismo salvaje y desmedido del neoliberalismo) es lo mejor que podemos hacer, o sea, el mundo no va a cambiar, todo nuevo intento está condenado al fracaso, y en su sentido más metafísico, hay que culpar a la existencia humana de la corrupción en cada modelo que se ha intentado (como si la corrupción fuera nuestra única capacidad en cada sistema, como si en el fracaso de cada nuevo proyecto no se asomara nuevamente el rostro del caos para un nuevo comienzo).

Sin embargo, la magia del anhelado orden es que no es infinito. Así, estas teorías ya comienzan a agrietarse y vemos nuevas posibilidades y nuevos intentos de re-crear, de volver a cambiar y balancear las distintas sociedades en las que vivimos. Estados Unidos, Argentina, Grecia, y muchos otros países en donde se pensaba que ya esto no paría más, han visto el renacer de viejas ideas con nuevos colores, nuevas propuestas y nuevos intentos que, aunque lo más probable estén condenadas a nuevos fracasos, subrayan que no hay tal cosa como el fin de la historia, dejan muy claro que todo orden es pasajero. Así, si pensamos en toda cosa creada o terminada, vemos el mismo resultado, un futuro cambio que, aunque casi siempre sea deterioro, da paso a nuevas formas de crear. Así tenemos distintas corrientes en la pintura, la música, la literatura, que reflejan los distintos momentos en el tiempo del que fueron parte y, con su deterioro, abren la puerta a nuevos intentos.

Pero dejando a un lado esta idea del deterioro, pensemos solamente en el cambio por sí, o mejor aun, en un deterioro del orden que abre la puerta al nuevo caos, comenzando nuevamente la posibilidad de nuevas formas de establecer ordenes. Y es que el orden no puede ser infinito, bueno, en realidad nada puede ser infinito, por eso tengo problemas con los conceptos de eternidad. Si algo sabemos es que nada es eterno, “todo tiene su final” como dice la canción de Lavoe, pero me estoy desviando del tema….bueno, ni tanto si pensamos lo eterno como un orden infinito. La existencia de éste, implicaría el fin de la creación, el fin del devenir. Si todo está en orden y recogido, si todo ya está escrito y establecido, entonces ya no queda nada por hacer, todo está hecho. Esa idea, especialmente cuando vivimos en el mundo en que vivimos, en los días en que vivimos, me aterra más que ninguna otra cosa. Un mundo donde todo esté hecho me priva a mí de toda capacidad de acción, por ende, de estar y sentirme vivo.

Y violà, por eso soy amante del caos y esta es mi carta de amor al mismo. Esto no quiere decir que abogo por un sálvese quien pueda o el equivalente de ese anarquismo del joder por joder que no lleva a nada. Eso no construye nada que no sea el caos por el caos, razón por la que no se puede asomar el rostro de ningún intento creativo. Pero sí apuesto por el desorden de un orden que se niega a ser eterno y que tiene muertes y ciclos como cada ser viviente. Busco ese caos como norte y guía cada día. Vivo ese caos.