Sunday, September 14, 2014

Magic in the Moonlight




Blue Jasmine fue una nueva obra maestra en el largo repertorio de Woody Allen. Aquellos que seguimos al director sabemos que, a una película por año y dado su patrón, su próxima película no debe ser la gran cosa (Midnight in Paris, You Will Meet a Tall Dark Stranger, etc.). Se puede asegurar que las películas que le sigan van a ser o malas, o medianamente mediocres, o buenas pero “light”. Claro, medianamente mediocre es, en el caso de Allen, un nivel superior a cualquier otra película, especialmente para los fanáticos de este nihilismo emborrachado con existencialismo que hace que cualquier filme del director sea peculiar, por más ligero que sea. Dicho esto, Magic in the Moonlight es una película para ver, especialmente si eres de los que disfruta hasta las películas más flojas de Woody Allen, no que éste sea el caso.

Situada en la década del 20, Magic in the Moonlight es la historia romántica de cómo un mago nihilista se obsesiona con una genio vidente. Stanley (Colin Firth), mejor conocido como Weing Lee Soo, es un mago lleno de artificios y de trucos pero que solo cree en lo que ve. Invitado por su amigo y colega Howard (Simon McBurney), el protagonista se empeña en desenmascarar a Sophie (Emma Stone), una joven vidente que ha logrado pasar como real por todos los que la han tratado de desenmascarar. El empeño responde a una cruzada por parte del ilusionista inglés, experto en desenmascarar a cada uno de los fraudes que se hacen pasar por videntes para demostrar que no hay un más allá y que esa esperanza es mero truco de magia, por más que él quisiera creer que existe algo más.

La película parece un tanto desbalanceada desde el principio. Colin Firth, ganador de un Oscar por mejor actor y británico acostumbrado a brillar en su actuación, opaca totalmente a Emma Stone, que más allá de The Amazing Spider-man no ha hecho gran cosa. Ok, ok, ella sale en The Help y en Zombieland (hell yeah!), pero fuera del primer caso todos sabemos que una película blockbuster del hombre araña o una comedia paródica sobre zombis no necesita de grandes dotes de actuación. Farrell hace tremenda encarnación de Woody Allen (porque siempre hay un alter-ego del director aun cuando él no aparezca en pantalla), pero Stone hace tan mala actuación que a veces hasta duele, aunque uno siempre se queda con la duda de si es parte del chiste del director…lo más probable. Fuera de la actuación de Farrel es la tía Vanessa (Eileen Atkins) el personaje que se roba la película tras bastidores y quizás sea ella el personaje más interesante.

El género de la película hace que por momentos uno dude si se trata de un intento del director de acoger un poco ese mundo metafísico del que siempre se ha burlado. Digo, hasta la persona más cínica puede ver sus rodillas flaquear en algún momento. Aun así Magic in the Moonlight sigue teniendo la firma de Wood Allen de principio a fin, por lo que el desbalance se traduce en ese rechazo posmoderno de cualquier respuesta definitiva que siempre ha marcado el trabajo del director desde sus primeras películas. No hay tal cosa como razón por encima de todas la cosas y el amor sirve de excusa para abrir la puerta a poner en duda la llamada razón, para abrir una página en blanco de cosas por escribir, de nuevas interrogantes, de magia por suceder, de cosas que simplemente no tienen sentido y no se pueden explicar pero que aun así suceden todo el tiempo.

Magic in the Moonlight promete un poco de esa magia de ver una buena comedia romántica, o de ver una comedia “light” de Woody, o de escuchar un guion que a veces parece surreal, o de gozar de personajes tan geniales como Vanessa. Se trata de poco más de hora y media de disfrutar este montaje artificial de unos tiempos que parecían ser más blanco y negro, pero como trucos de magia, escondían muchas cosas detrás de los espejos.