Friday, March 23, 2007

Manos lanzadas al aire con un no entre los dedos

Manos lanzadas al aire con un no entre los dedos

-No.
El espacio que consumía esta palabra ardía en el aire consumiendo todo lo que hallaba a su paso hasta llegar a plasmarse en mis oídos. No. Mientras escuchaba esta contestación mis manos temblaban sin poder ejercer control sobre ellas; las mismas manos que un día descubrieron la hermosura de su piel, las mismas manos que ahora sabían demasiado para pretender que así de la nada olvidaran todo lo que había pasado.
Estabamos sentados en uno de los bancos frente al Centro Estudiantil. Cuando me senté junto a ella en ese lugar yo ignoraba que ese sería el cementerio de nuestra relación.
-No.
Miré en sus ojos y ví un reflejo ajeno. Ya no era yo el que los llenaba de fuego.
Mi mente se transportó por el tiempo. Allí estaban esos ojos de nuevo. Sin embargo, ahora tenían chispa, ahora tenían fuego. Me miraban fijamente, bañados de deseo. Asumían una posición nublosa, entrecortada.
-Tócame.
¿Tocar? ¿Qué significa eso? ¿Acaso las manos pueden ayudar a propagar el fuego o a extinguirlo? Miré mis manos. Estaban acongojadas, inocentes, vírgenes. ¿Qué puedo hacer yo con estas manos?
De repente cobraron vida y se elevaron. Cada dedo de esas manos llegó a los confines mas secretos de su cuerpo. Cada gesto, cada movimiento dejaba clavado el nombre de mi amor secreto...Sofía. Bajaba y subía de momento una melodía. Yo estaba sentado en el piano y tocaba como loco. Estaba desesperado. De arriba a abajo sonaba cada tecla hasta quedar extasíado. Sudor en frente, despeinado, dejé de tocar y ví nuevamente mis manos, totalmente asombrado de lo que habían hecho.
-Esas manos están hechas para tocar el piano-dijo una vez.
¿Lo habían comprobado? Miré sus ojos pero estaban cerrados. Me ocultaban algo.
-No.
Mis manos bajaron por su espalda. Sus bellos se erizaron. Su cuerpo hiperventilaba. Sus respiros eran tan fuertes que ensordecían. Me pasié ahora por su cuello. Juraba que había magia en mis manos. A través de ellas podía entrar en su cuerpo y sentir cada palpitar, cada movimiento. Entraba y salía dentro de ella a través de mis manos.
Derramé vino sobre su sexo que mis manos, atrevidamente, habían dejado al descubierto. Fueron mis manos las que me abrieron camino para beberme el vino. Agarré fuertemente sus manos y sentí que ibamos a quebrar los huesos. Fue lo mas cerca que estuvimos de derretirnos y ser uno.
-No.
Debí haberlo presentido. Mi mano cogió la suya, trataba de acercarla a mí, de guiarla hacia mi pecho. De momento, con un movimiento brusco, ella retiró su mano de la mía. Parecía que ya no la reconocía.
Traté de disimular el incidente, su repentino rechazo. Fingí que no me dolió su negación. ¿No son estas las mismas manos de siempre?
-No.
No siempre fue así. Hubieron momentos en que sus manos se pasearon por las mías provocándome unas ligeras cosquillas. La sonrisa mía se desbordaba de mejilla en mejilla.
-Te quiero-se me escapó en ese momento. Ya estaba incriminado y no tenía nada mas que perder.-Mas bien te amo.
Ella sonrió pero no dijo nada. Solo sonrió. Luego de eso lanzó una mirada que leía "Yo también te amo". Y me besó. ¿Cuántas veces me he perdido en su boca? Ya parecen interminables las veces. Pero su boca es tan jugosa que nunca me canso de besarla. ¿Cuántas veces mis manos quisieron agarrar todo su cuerpo mientras la besaba, temiéndo que se me esfumara en el aire?
Mis manos. Tocaron las colinas de su cuerpo. Ella deliraba en fiebre y yo en el sudor de la fiebre. El temblor era incontrolable.
-No.
Su pelo revolcado trató de ahorcarme. Me golpeó con ellos hasta que mi rostro escupió sangre.
-...me fascina tener fiebre.
-La pasión-me dijo ella.
-Sin ella no hay amor-contesté. Sus ojos se centraron en la pared de mi cuarto. Me ocultaba algo. Me ocultaba su pasado.
-No.
Se esfumó en el aire.
-No.
Este temblor de mis manos es incontrolable.
-No.
Me ocultaba su pasado.
-No.
Hablamos de cosas olvidables. Triviales. Sin saber como tocamos su pasado.
-No. No lo he olvidado. Me he dado cuenta de que aún le amo.
Quedé perdido. Estupefacto. ¿Entonces sus ojos me habían mentido? ¿O fue que, ciego al fin, no pude leerlos? Traté de actuar lo mas naturalemente posible.
-Creí que eso ya había pasado.
-Yo también. Traté de olvidarlo. Cuando me entregué a tí trataba de olvidarlo a él.
-¿Entonces cuando te tocaba a tí lo veías a él?
-No.
Pero como creerle ahora. En el mejor de los casos yo fuí un instrumento para olvidarlo. Un instrumento fracasado.
Miré mis manos. Las mismas manos que llevaba muy en alto, sumamente orgulloso de lo que podían hacer. Sin embargo, todo había cambiado. Ya yo no las miraba con el mismo agrado. La magia se había ido y mis manos tenían toda la culpa.
-Entonces,¿Ya no me amas?
-No... creo que nunca lo hize.
Aparté la mirada a otro lugar, específicamente al banco del lado. Había un grupo de extranjeros hablando y haciendo chistes. Traté de concentrarme un momento en lo que decían pero su inglés era bien isleño; de las Islas Vírgenes. Además, apenas oí unas palabras y me pareció que toda la gente alrededor de nosotros no importaba. Hablaban bien duro pero yo no los oía, ni ellos podían oír lo que nosotros estabamos diciendo. El centro del mundo en ese momento era ella y el banco en que un amor fallecía.
-¿Quieres decir que todo acabó?
-No. Podemos seguir siendo amigos.
-¡Je!¡Yo no puedo estar a tu lado sabiendo que eres de otro!
-Yo no le cuento a nadie mis intimidades.
-¡Pero ya yo lo sé! Y no podré quitarmelo de la mente.
Yo hablaba de sentimientos y ella de trivialidades.
-Sabes que no puedo seguir como amigo tuyo-continué. En ese momento trataba de esconder las lágrimas. Si se acabó que así sea.
-Pensé que ibas a cambiar.
-Y yo pensé que me querías pero ahora tu silencio de siempre me hace sentido.
Entonces fuí yo quien hizo silencio. Me levanté y dije:
-Me alegra que todo te esté saliendo bien con el.
-No...las mentiras no te quedan. Si quieres mírate en el espejo y practícalo.
-¿Que quieres que diga?¿Que estoy aguantando las ganas de llorar?...Adiós. Que te vaya bien. Siempre te recordaré.
(Se que suena korny pero eso dije).
Caminé sin mirar atrás pretendiendo huir de ese banco. Medio borracho de pensamientos caminé zigzagueando hasta el Centro Universitario. Me metí en el baño y me recosté en el lavamanos. Miré el reflejo del espejo, buscaba que me contestara la pregunta,¿Y ahora qué?

Silencio. Mis manos seguían temblando. Las pobres tampoco entendían que había pasado. Entonces las odié, las odié tanto porque no hicieron nada para impedir que ella se fuera. No la agarraron. No hicieron nada para enamorarla. De tanta vida que parecieron tener resultaron ser impotentes.
Cerré mi puño derecho y lo lanzé contra el espejo. La sangre salpicó enseguida de él pero logré mi propósito. El lavamanos se llenó de trozos de espejo, todos afilados y puntiagudos. Escogí el que más puntiagudo me pareció y con él me corté las manos. Abrí toda la piel que las unía de mis brazos y luego las halé, una con una mano y la otra con la entrepierna. Si había alguien a mi lado debió haber estado petrificado. Toda la sangre tintó de rojo el piso que antes era blanco. Entonces recogí como pude las manos y las eché al zafacón, justo donde merecían estar, en una pila de papeles sanitarios llenos de mierda.
Di unos pasos hacia la pared y me recosté de ella. Me deslizé suavemente hasta quedar sentado entre el piso y el charco de sangre. Así, sentado, desangrándome, incapaz de entender palabra alguna de las que me decían la gente que había entrado al baño, cerré mis ojos como una vez ella lo hizo. A mi mente vino su imágen con los ojos cerrados después del orgasmo. Entonces todo se puso blanco.

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Spartagous Gregory

Friday, March 02, 2007

Entre letra y deseo 5

Deseos a carne viva


Tu boca,
ese faro de luz que el mar desboca
irradiando fuerza magnética en mi cuerpo,
desbancando sueños y deseos.

Un beso tuyo
que es veneno dulce a mi existencia
cubre de torrentes mi enyesada mueca
salándome con tu afrodisíaca lengua,

bañándome en tus saladas fragancias,
sintiendo como en mí te bañas
como naufragio en la arena blanca
que en la travesía hemos dibujado.

Mis labios al rojo vivo
esperando algún remedio
que amortigüen el ardor, que me dejen sereno
y nademos sexo, lo vivamos,
en el silencio de un cementerio
donde viajen mis dedos por tu cuerpo
navegando en el océano de tu deseo.

Un fuego en la seda
que lentamente nos desnuda, nos quema
cantando entre las quimeras
un papel confuso firmado por muecas
que no se atreven a escribir poetas;
un credo y nosotros vagando
entre la leche, la miel y las caretas.

En el fin tu boca
que quema mis labios gota a gota
soñando despierto tu cuerpo completo,
desnudo, embravecido, peligroso por dentro,

pintando poesía entre los momentos
como fotos del faro bajo el mar
que como el mar invitan a tocar;
así, poco a poco, imaginar

este beso que te estoy dando,
desconociendo si me hace bien,
si me hace daño,
si lo estoy viviendo, o solo imaginando;
tocándote me completo, voy agonizando
y abro las puertas de aquello profano,
me envuelvo en el sin fin de tí,

ahogándome;
sintiendo en ti el sabor a mí,
salado...
respirándote;

dejándome hundir
por toda orilla que se asoma
mi voz se pierde incesante
sonando hueca y distante.

Me perdí en la tormenta
me hundí en tu océano,
sólo con este deseo
que se ha desnudado
se ha desgarrado la piel
para cicatrizar una eternidad
que es sólo otro momento.

...en el medio de tu beso...



Silencio


Cierra los labios.
No susurres palabra alguna
ni menciones nuestros presagios
que son del escándalo la cuna,
criando una relación
que vive la palabra amor
como doncella y su señor.

Dame un beso
que robe la luz a la luna
que lloren las estrellas, y la naturaleza
se exalte como buena puta.

No digas nada…calla;
que tu amor será mi escudo
tu nombre será mi espada
tus ojos mi tesoro
tus labios que tanto añoro;
mi amuleto dorado.

Viajaremos como en un sueño
entre nuestro mundo perfecto
que nadie más entienda el efecto
abrazados por siempre
durmiendo nuestro sueño;
viajaremos, lloraremos, amaremos,
las paredes guardarán el secreto
se abrazarán nuestros esqueletos
y nuestro amor quedará…en silencio.

Spartagous G