Monday, June 18, 2012

El pueblo tiene lo que se merece



En mi ensayo anterior mencioné que esperaba abundar pronto sobre el voto en la isla y lo prometido es deuda, aunque hago la salvedad que no hay tanto que abundar. ¿Qué se puede decir de un pueblo que le dio todo el poder al PNP en el 2008 solo por hacer un cambio, el que fuera (sin analizar las implicaciones del candidato por el que votaban)? Sola una cosa: NO MERECE EL VOTO. Sé que suena fuerte, especialmente cuando se toma en cuenta que la imbecilidad del electorado no es una cosa exclusiva en la isla, y que el sistema está infectado de la imbecilidad imperante del sistema gringo, pero…Come on! Entiendo que Aníbal no merecía ser reelegido y que, para colmo, no había ningún otro candidato que valiera la pena más allá del vasallo de Rubén Berríos, ¿pero eso significaba votar, no digo por Fortuño, pero por el PNP en todas las facetas? Ok, ok, la división y constante pelea en el cuatrienio anterior junto al fracasado “gobierno compartido” del 2004 (otro hijo bastardo del consenso de Sila) invitaban a votar íntegro pero, ¿votar por el PNP? O sea, ¿darle un voto de confianza al mismo partido que trazó la estrategia de impedir gobernar por todo un cuatrienio en contra de los intereses de aquellos que juraron representar con la única intención (lograda) de subirse al poder? ¡¿Votar por un Rivera Schatz!? Me reí cuando, aquel día de los macanazos frente al capitolio, una radio escucha que había votado por ese neo-nazi decía estar arrepentida y no esperar la actitud macharrana, autoritaria y homofóbica de ese tipo. ¿Y qué esperaba?! ¡¿Acaso no lo había escuchado hablar y actuar antes?! ¿Qué carajo hace la gente antes de votar? ¡¿Tin-marín-de-los-pingués?!

Entonces vuelvo, no se merecen el voto. Escoger a ese gobierno y volver a elegirlo de un color u otro (la oferta del partido que se ofrece como solución o el “voto útil” es exactamente la misma pero con un color de corbata diferente) demuestra una falta de conciencia ética a la hora de emitir el voto. Y no pare más, el fanatismo y la imbecilidad no pueden ser el norte de una comunidad. Por eso entiendo que se debiera hacer lo pertinente para reexaminar el derecho al voto. Cada persona con la intención a votar debería tomar un examen con un porcentaje mínimo de requisito para pasarlo y que solo esos tengan el derecho a escoger con conciencia a sus representantes en el gobierno. La pregunta sería, ¿qué examinar en ese examen? Pero cierta conciencia de contextualización histórica y cultural, de capacidad crítica y de libertad de pensamiento deberían ser un “must”.

Sí, sé que suena anti-democrático, elitista, extremo, cruel, etc., pero, ante un sistema como este, donde los candidatos son meros objetos de consumo y se promueve un mismo sistema bajo leves oposiciones que varían en estilo pero venden candidaturas, ante una prensa que es loca por criticar al sistema y a los elegidos para vender titulares pero fomentan el pensamiento del cambia-cambia y favorecen al que mejor negocio les traiga, ¿queda otra alternativa? Por eso es que tenemos a una gama de candidatos de las que ninguno sirve (ni siquiera los de los nuevos partidos), y la gente se tiene que conformar con “el menos malo”. El problema es que el “menos malo” nos ha cavado esta tumba. Y, ahora, ¿quién podrá defendernos?

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