Sunday, January 29, 2012

Los tiempos de la insinceridad

YO. Condenado por muchos. Amargado, negativo, anormal, apestao’…..¡culpable!

Hola. Mi nombre es David Gregory, David Iván Gregory Negrón, y soy un amargao’.
En coro: Hola David!

No, no hemos superado la hipocresía. Y es que a veces nos parece de porque tenemos ciertas libertades y formas de expresión que no existían antes, hemos superado la censura, el desdén, el rechazo a todo aquel que no vaya de acuerdo a lo que pensamos. No es así.

Mi nombre es David Gregory y muchos me ven culpable por no compartir sus ideologías y, peor de los males, ¡atreverme a cuestionarlos! A veces no se trata siquiera de cuestionar los ideales de ciertas personas sino de cuestionar la forma en que vivimos, las cosas que hacemos, las cosas que se supone que hagamos sin preguntas. Pero yo soy el impertinente que siempre pregunta y eso me vale una mala nota, una F, esa F que siempre busca reprimir al indisciplinado desde Kinder hasta el fin de los estudios.

F=David es un apestao’, en negativo, “bad-vibe”, un “hater”…no puedo con él.

He sido acusado. Culpable, dicen, y que no se defienda, dicen. He sido declarado culpable por decir las cosas como las veo. Culpable por cuestionar cada cosa que no entiendo, que entiendo que son muchas. He sido pintado como Gargamel, como alguien que ni siquiera se puede disfrutar el atardecer, el amanecer, el día a día.

Y es en esa sentencia que se les cae el caso, que demuestran que ignoran cuantas veces yo me siento a ver a la gente pasar y sonreír con ellos, interesarme en sus días, cuantos amaneceres y atardecer he visto, cuantos poemas a la luna he escrito....los que ignoran que tengo al mar y a la luna tatuados por siempre en mi piel para que estén siempre conmigo. ¿Eso hace un amargado?

Pero seguimos viviendo en los tiempos de la insinceridad. Todos debemos sonreír y callar. Todos debemos evitar las preguntas, los cuestionamientos, especialmente si han de ser directos. No, hay que estar con etiqueta, con amores y mojones y namasté. No hablemos, no pensemos, no cuestionemos, todo es buena onda y el lado bonito de la moneda, no vaya a ser que hiramos a los egos de los frágiles. Pobre de aquel que no se incorpore porque va a ser condenado a la alteridad, que por más cool que suene sigue siendo tabú.

Ante ese panorama a mí me queda sola una cosa…levantar mi dedo malo y decir…!Móntense aquí!!Móntense en éste! Tengo que admitir que a veces duele ese menosprecio…pero al final del camino, mi pecado no es ser amargado…una persona amargada no ríe tanto, no contempla tanto, no es tan pasional ni racional….mi pecado es ser sincero, cantarlas como son, y si ese es mi pecado, que digan lo que quieran, que digan que soy el diablo mismo, pero prefiero vivir así con esos nombres antes de vivir engañando y engañándome. Prefiero vivir cada día con mis botas puestas y expresarme como quiero cuando quiero antes que censurarme para cultivar el cariño de las mentes pequeñas, esas que ni siquiera soportan cuestionamientos, esas que son así de delicadas. Prefiero esa libertad de expresarme que ser un verdadero hipócrita. Y esos de las fragilidades dirán que mis palabras son de un apestao’…pero mientras ellos digan eso, yo me alegro al saber que son los intolerantes los que me acusan así, el montón de la pila de mierda.

Una sonrisa. Eso es lo que me queda marcado en el rostro cuando pienso en eso, más allá del dolor de ser incomprendido por algunos en los días grises. Porque creo que todos debemos aspirar a salir del montón de la mierda, y que al parecer ya yo voy saliendo, y eso no lo gusta al montón. Pero no estoy solo. Tengo muchos amigos hermosos que también se van separando del manojo (sin hacerlo…porque al final todo es la misma mierda… ¿ves? ¡Es un amargao’!) de una forma u otra, pero que no están dispuestos a seguir a las manadas con soluciones facsímiles. Una fila de amigos que sí me entienden, que saben que puedo estar apeastao’ pero que no soy un apestao’, que comparten conmigo mis risas, mis llantos y mis apestamientos, o no los comparten, pero no se ofenden y me dejan expresarlos, y mejor aun, debatirlos, porque de eso se trata el deseo de entendimiento, el probar y debatir las cosas que uno cree va aprendiendo de esto que llamamos vida. Una fila que disfruta estar conmigo como yo disfruto estar con ellos.
Esos que saben que yo no soy el monstruo que aquellos me llaman, y que si lo soy, que lo seamos todos los que queremos que las cosas cambien, aquellos que saben que la felicidad y la sonrisa al por mayor solo encubre un conformismo que no cambia nada que no sea la percepción de su vida…si es que en realidad lo hace.

Yo, ellos, nosotros….los apestados….los que se necesitan para explotar las burbujas de aire. Los sinceros.

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